Las leyendas de Quito abarcan muchas ideas misteriosas, terroríficas y fantásticas, y son importantes porque construyen los sentidos de pertenencia e identidad de los quiteños.
Recuerda que las leyendas son relatos tradicionales que suelen ser transmitidos de generación en generación y que a menudo tienen un componente sobrenatural o místico, pero no son hechos reales y que no deben tomarse demasiado en serio.
Si bien existen una gran cantidad de leyendas quiteñas por conocer, aquí te dejamos las 11 más conocidas.
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Leyenda de Cantuña
Cantuña fue encargado de construir el atrio de la iglesia San Francisco en Quito a cambio de una muy buena paga, sólo si lo termina en seis meses.
Cantuña acepta y comienza a trabajar, pero cuando el tiempo se acerca a su fin se desespera.
Esto llega a oídos del Demonio, quien se presenta ante él ofreciendo terminar el trabajo en una noche a cambio de su alma.
Aquí puedes seguir leyendo la leyenda completa: Resumen de la Leyenda de Cantuña
El gallo de la catedral
La leyenda trata de un hombre llamado Don Ramón Ayala y Sandoval que es adinerado y fascinado por la vida nocturna.
Después de beber, solía insultar al gallo de hierro de la catedral metropolitana. Un día, después de beber mucho y al pasar por la iglesia, el gallo se le lanza encima.
La voz del gallo le pide que prometa no volver a beber ni a insultarlo. Don Ramón acepta y el gallo se retira.
Ver la historia completa: Leyenda El Gallo de la Catedral
Padre Almeida
La leyenda trata del padre Almeida, un sacerdote que les gustaba tomar en las noches del Centro Histórico de Quito.
Para ir a las cantinas, subía por la estatua de Cristo y se deslizaba hasta la calle.
Una noche, escucha una voz que le pregunta cuándo será la última vez que hará esto.
El padre responde: «Hasta la vuelta señor», y se va a su taberna secreta.
Ver la historia completa: Leyenda del Padre Almeida
La olla del Panecillo
La leyenda cuenta la historia de una mujer que lleva a su vaca a pastar en el Panecillo, cerca de la olla.
Cuando regresa a buscarla, se da cuenta de que ha desaparecido y baja al fondo de la olla para buscarla.
Allí encuentra un palacio y una princesa, quien le entrega una mazorca y un ladrillo de oro y le asegura que su vaca está bien.
La mujer se va a casa con su animal.
Mariangula
Mariangula es una adolescente que, en lugar de cumplir con una tarea que le ha sido encomendada por su madre (comprar tripas para vender), se dedica a jugar con sus amigos y gastar el dinero que le había sido entregado.
Al volver a casa, pasa por el cementerio local y decide robar las tripas de un cadáver recién enterrado para llevárselas a su madre, quien las vende con éxito.
Sin embargo, Mariangula no puede olvidar lo que ha hecho y, asustada por una voz que le dice que le devuelva las tripas que ha robado, se corta el abdomen con unas tijeras y muere.
Casa 1028
La leyenda trata de Bella Aurora, una joven hermosa que asiste a una corrida de toros con sus padres. Un toro negro se queda mirándola detenidamente, lo que provoca que ella caiga desmayada.
Mientras ella se recupera en su hogar, el toro se enfurece y rompe la puerta principal para atacarla en su cama. Bella Aurora intenta huir pero el toro la mata.
Nadie sabe por qué el toro la atacó.
La Iglesia del Robo
La leyenda cuenta la historia de un robo en la iglesia provisional de las monjas Clarisas en Quito. Los ladrones habían robado el tabernáculo y los copones sagrados con las hostias.
Los habitantes de Quito estaban atemorizados por el castigo divino que podría recibir la ciudad por este pecado y realizaron procesiones y oraciones para evitar una terrible peste.
Los ladrones, que habían robado la caja del Santísimo pensando que estaba llena de joyas y monedas, fueron finalmente descubiertos y condenados al castigo más severo.
En el lugar donde se encontraron los objetos sagrados, se construyó una iglesia que se conoce como la Iglesia del robo.
La capa del estudiante
La leyenda trata de un estudiante llamado Juan que se preocupa porque sus botas son viejas y no tiene dinero para comprar unas nuevas.
Sus amigos le ofrecen prestarle dinero para comprar nuevas botas, pero a cambio deben ir al cementerio y clavar un clavo en la tumba de su exnovia. Juan duda, pero su necesidad lo obliga a hacerlo.
La mañana siguiente sus amigos lo encuentran muerto junto a la tumba con su capa clavada en ella.
El penacho de Atahualpa
La leyenda cuenta la historia de Pacha, la joven soberana del Reino de Quito, que es muy bella e inteligente y atrae el interés del conquistador inca Huayna Cápac. Él se enamora de ella y la pide en matrimonio, y Pacha acepta.
Juntos tienen un hijo llamado Atahualpa, a quien se le enseña la importancia de cumplir con todas las leyes de la tribu.
Un día, Atahualpa mata a una guacamaya con un disparo de arco, ignorando una ley tribal que prohíbe matar a las aves sin motivo. Su madre, Pacha, le recuerda esta ley y le coloca una pluma del animal en su penacho para que no la olvide.
La cruz verde y los frailes galanes
En esta leyenda se cuenta la historia de dos franciscanos que salían en la noche a cantar pasillos en el barrio de San Roque y eran vistos por algunas mujeres rodeados de llamas.
Un grupo de jóvenes celosos quiso atrapar a los monjes y, al verse rodeados, éstos invocaron a las almas del Purgatorio, que causaron tal temor en los captores que estos los soltaron.
Sin embargo, las almas también se acercaron a los monjes y les indicaron que debían regresar a su convento y dejar sus pecaminosas andanzas. Aterrados, los monjes regresaron al convento y convencieron a su familia rica para que construyeran la cruz verde que aún se puede ver en la esquina del Centro Histórico, también conocida como «esquina de las almas».
El santo que da marido
La leyenda cuenta la historia de Catalina, una joven soltera que pide a San Antonio de Padua que le consiga un marido. A pesar de rezar novenas y ofrecerle muchos cirios, su petición no es concedida.
Desesperada, Catalina decide tomar una decisión final y se viste con un traje de novia y se sienta frente a una imagen de San Antonio de Padua, esperando a que el santo haga un milagro y aparezca su novio.
Sin embargo, su madre la interrumpe y le recuerda la importancia de tener paciencia y confiar en que el santo escuchará sus oraciones. Al final, Catalina recibe la respuesta a sus oraciones y encuentra un marido que la ama y respeta.